sábado, 19 de septiembre de 2015

Año Nuevo Chino

¿Te acordás  cuando tu pelo rubio y mi pelo rojo se chocaron y nos encendimos como el fuego? Escuchabamos música del reino animal.
Yo me acuerdo, cuando nos enamoramos por unos segundos. O unos días, ¿o fueron meses?
Cuando te reías se iluminaba la noche, y salía el sol.
No se ilusionen, esta es otra historia de amor de mujeres histéricas y hombres estúpidos.
Es una historia china, de fiesta china, donde la lluvia te desarma los rulos y te humedece las rastas. Donde las intenciones se juntan y se rechazan, con la histeria de querer volver a juntarse, pero la lluvia, me dijiste. Me decías que llueve, pero es verano.
Tren, limusina, helicóptero, pero no, porque el amor de mi vida es otro, y la mujer de tu vida es otra, pero igual me seguís inspirando.
Me inspiras rulos colorados y ojos color miel. Me inspiras naturaleza y locura. Me inspiras idiotez y una perra y un gato. Me inspiras un vaso de cerveza y pochoclos con gusto a poco y humedad.
Me acuerdo que estuvimos enamorados un verano, bueno, menos de un verano.
Me inspiras un regalo que no viniste a buscar, y una belleza que dejaste secar. Me inspiras la otra mejilla y las razones para no darla.
Me inspiras el amor que era para otra, y mi corazón que era para otro.
Unas cervezas, unos helechos, unos besos matadores, unos leones y unas llamas. Un gato y una perra.
Me inspiraste un amor que no era. Pero ahora tengo el mío, y… es rico y bonito.
Es caliente y atrevido. Es pasión y chifladura. Una hoguera para la llama que se fundió en locura.
Ahora no hay rulos, ni hay pelo de fuego, ni hay rayos de sol que coronen tu sesera.  Pero hay un carbón con un diamante dentro y una dama que lo cuida para florecerlo.
La princesa de fuego se convirtió en reina, para cuidar a su león dentro de una pecera, y a su príncipe oscuro para que brote su esencia.