Cuando nos fuimos
queríamos cambiar el mundo. Nuestro mundo. Nos fuimos casi sin pensar.
Cada año que
pasaba me molestaba más el verano, pero no significaba que no me gustara. Me
trajiste a vivir un invierno permanente, a una postal maravillosa, donde el tiempo
no pasa.
Nos despojamos de
la mayor cantidad de tecnología posible. Ahora yo llamándote porque las nenas
te extrañan. Yo también te extraño, ¿cuándo vas a volver?
-No sé, las
reuniones con el comité están poniéndose difíciles.
Esos ideales
pelotudos, a la edad que tenemos podríamos estar disfrutando de ver crecer a
nuestras hijas libres, como queríamos nosotros. Pero ahora, ahora que nosotros teníamos
que irnos para vivir nuestra vida, vos sos el que se tiene que ir para vivir la
tuya.
A veces no se si esto lo tenias planeado o realmente te surgió cuando empezaste a dar
clase en las escuelitas de acá.
Y yo cosiendo. Haciéndole
de comer a tus hijas que no paran de preguntarme a donde estas. Yo quería
varones.
Me dejaste con
dos hijas y tu perra. Menos mal que traje a mi gato.
Los días se hacen
interminables, vas a volver para volver a irte. Sos un ídolo para ellos, sos
ausente en tu casa.
Me vine al culo
del mundo a casarme con vos con 21 años Andrés, ¿en qué carajo estaba pensando,
me querés decir?
Pero yo se en que
pensaba. Pensaba en el amor que te tenia, en el mismo que tengo ahora por vos,
porque te amo como el primer día que te ví. Ese día ya supe que te amaba. Vos
también.”Porque la flaca dice” “por que la flaca esto” todo el día hablando de
mi, eso era lo que decían tus amigos; Ahora gracias si te escucho la voz por teléfono,
pero para eso me separaste del mundo, para hacerme morir de apoco, con agonía.
Fue todo tan rápido;
nosotros llegando con una mano atrás y la otra adelante. Nuestra casa, tan
jóvenes, nos casamos, quede embarazada de Amandla, nunca te ví tan feliz, dos
años mas para Aurora. Nunca me voy a olvidar tu cara, me hacías feliz de verte así.
Mis niveles de amor no habían alcanzado esos cánones, me hacías feliz y yo a
vos.
Vos a mi edad
estabas descubriendo el mundo con una pendeja y dos nenas, y yo a esa misma
edad estoy sola, en el medio de la montaña, con dos hijas que extrañan a su
padre, una perra que llora, un gato que me seca las lagrimas a la noche cuando
el día pasa y vos no volvés.
La vida de uno no
gira en torno a la de otro, pero eras mi sol. Y me dejaste la luna Andrés, me
dejaste a oscuras con todo esto. Y a veces te apoyo, a veces estoy de buen
humor, ¿soy egoísta? ¿Eso es?...
El choque
repentino con la piedra gélida y filosa.
Nos animamos a
tirar mi medicación a la basura. Los dos íbamos a poder con esto. Los cortes y
las magulladuras eran cada vez más fuertes y profundos, yo caía, no sé a donde.
Te ví entrar por
esa puerta de roble, las nenas salieron a abrazarte, la perra.
El gato quedó
mirando por la ventana. Lloraba, en su forma gatuna. Lloraba a su madre simbólica.
Me prometiste que ya no ibas a volver, bueno, yo tampoco.
Me encontraron a
los 3 días. Me reconocieron por el pelo. Era la única en todo el pueblo con ese
rojo furioso.
Te ví llorarme.
Ya sé que vos me amabas igual que antes, que nuestras hijas fueron lo más
hermoso que me paso, que nos paso. Pero dejar un enfermo solo… Andrés, ¿en
serio pensaste que podía?
No hay comentarios:
Publicar un comentario